descripción

A tan solo 13 minutos del pueblo, esta finca se esconde con discreción en un entorno tranquilo, casi como si quisiera pasar desapercibida. Es un espacio que invita a la pausa, a mirar con otros ojos y a sentir lo que podría llegar a ser.La tierra es llana en su mayor parte, fácil de trabajar, con rincones abiertos al sol y zonas que aún conservan la frescura del pequeño bosque que la abraza. Las viñas —silenciosas y resilientes— siguen dibujando parte del paisaje, evocando el antiguo vínculo con la tierra.En la finca se alza antigua edificación de piedra de unos 15 m², que conserva esa nobleza silenciosa de las construcciones que han sabido resistir el paso del tiempo. Es una base, un símbolo, un punto de partida para quien sepa ver más allá de lo evidente.Este lugar no es para quien busca algo hecho, sino para quien desea crear, cuidar, plantar y regenerar la tierra. La finca tiene potencial para convertirse en un proyecto de vida, en un espacio productivo en clave ecológica, en un refugio íntimo o en un paisaje fértil para nuevas ideas.Requiere cariño, tiempo y visión. Pero para quien lo sienta, este espacio puede transformarse en un lugar profundamente conectado con la tierra.