descripción

Descendiendo por un sendero arropado por cultivos y bosque mediterráneo, a tan solo un kilómetro de la carretera N-420, se revela esta finca de más de ocho hectáreas como un mundo aparte, un claro de paz dentro del paisaje natural. La entrada entre árboles, casi ceremonial, anticipa la sensación que domina todo el lugar: amplitud, desconexión y una profunda armonía. La masía, amplia y con carácter, está protegida por un cercado de piedra que marca un núcleo lleno de posibilidades. Es un espacio que conserva la fuerza del pasado rural, esperando una nueva etapa con propósito y alma. A su alrededor, almendros y olivos susurran ciclos antiguos, mientras el bosque ofrece sombra, biodiversidad y recogimiento. Las vistas se extienden hacia el horizonte, abiertas, inspiradoras, y aunque en la distancia se dibujan aerogeneradores sobre las crestas, su presencia se siente como parte de una nueva convivencia entre lo natural y lo humano. Son testigos silenciosos de un presente energético que convive con la calma ancestral del lugar. Este es un refugio para quienes buscan espacio real y simbólico. Ideal para quienes desean sembrar algo duradero desde un lugar de silencio fértil y visión amplia. Aquí, la tierra habla, el viento respira y el tiempo se ensancha. Superficie: 8,45 hectáreas Cultivos: almendros, olivos, avellanos y nogales. Agua: fuente dentro de la finca (aprox. 300 litros diarios según zahorí. Posibilidad de construir un pozo, según zahorí a 30 metros de profundida 1.100 litros diarios, a 80 metros 2.100 litros diarios y a 110 metros 10.000 litros diarios. Electricidad: — Acceso: camino engravado Población más cercana: Batea, Gandesa y Bot a unso 6 km. Edificaciones: Masía 116 m2 a reformar + 175m2 de cercado alrededor de la misma.