descripción

En el corazón verde de La Garrotxa, donde los campos se funden con los bosques y el silencio solo lo interrumpe el canto de los pájaros, se alza esta finca de 40 hectáreas: un refugio de paz, historia y autenticidad rural. La propiedad se despliega en un paisaje ondulado y generoso, donde el 60% del terreno es bosque autóctono y el resto, fértiles campos de cultivo que rodean directamente las edificaciones, ofreciendo intimidad, productividad y un entorno excepcionalmente cuidado. El conjunto construido, con 985 m² según catastro, se compone de tres apartamentos dúplex totalmente independientes, renovados recientemente con estilo rústico, sencillo y funcional. Cada uno de ellos cuenta con tres habitaciones, dos baños y un amplio espacio de día con chimenea y grandes ventanales que conectan visual y emocionalmente con el jardín. La distribución inteligente, con zona de día abajo y zona de descanso en la planta superior, aporta comodidad y armonía a cada estancia. Calefacción por caldera de gas y detalles tradicionales restaurados completan el conjunto. La joya patrimonial de la finca es, sin duda, la masía original, un edificio de dos plantas y 434 m² en total. Aunque requiere una rehabilitación integral, su estructura noble se mantiene firme y su tejado —restaurado con mimo y madera noble— ya deja entrever el potencial de convertir este espacio en una residencia singular, un proyecto hotelero, o un centro de retiro. Este enclave no es solo un lugar, es una invitación a una vida más consciente, más conectada con la tierra, sin renunciar a las comodidades de estar a pocos kilómetros de Olot, sus servicios, su hospital y su dinámica cultural. Un lugar donde el tiempo se detiene para dejar espacio a lo esencial.